28 febrero, 2012

Alborada

Con la mirada clavada en el firmamento,
esperaba la anhelada llegada del amanecer.
Absorta, sin parpadear, brillan sublimes sus ojos,
 reflejando, al fin, la luz de los primeros rayos al asomar.
Ahora radiante felicidad,  su día, va a comenzar.
"¡Sol mío, brilla, brilla siempre, no me dejes de iluminar!